Llevar un objeto de la empresa a casa, aprovecharse de un colega y divulgar información falsa son sólo algunos ejemplos de lo que podríamos llamar comportamiento antiético. Desafortunadamente, algunos ya son tan recurrentes, especialmente en las empresas, que terminan siendo ignorados por la mayoría de las personas.
De hecho, el famoso “jeitinho” brasileño es sólo una prueba más de que la falta de ética puede ocultarse incluso en pequeñas acciones, no sólo en actos delictivos. Y a menudo son vistos como aceptables e incluso son valorados por aquellos que creen que es astucia.
Desafortunadamente, incluso algunos gerentes de la empresa valoran estas actitudes porque creen que contribuyen al crecimiento de la organización. Sin embargo, lo que puede parecer ventajoso a primera vista, a la larga puede comprometer la cultura organizacional y el funcionamiento del negocio en su conjunto.
En este post, presentamos una breve definición de comportamiento antiético, con algunos ejemplos prácticos. Además, también mostramos cómo identificarlo y cuáles son las consecuencias para el entorno profesional. ¡Sigue leyendo para saber más!
¿Qué es la ética y cuál es su influencia en las relaciones interpersonales?
Desde la antigüedad, se ha discutido la ética y sus implicaciones en la sociedad y para los individuos. Filósofos griegos como Aristóteles y Platón fueron los primeros en definirlo. Por cierto, la palabra proviene del griego éthos, que significa un carácter individual regulado por valores sociales.
Pero todavía ha sido el foco de varios pensadores a lo largo de la historia, lo que resulta en una gran cantidad de conceptos y enseñanzas sobre cómo ser ético. Así, en general, podemos definir la ética como un conjunto de valores, reglas y principios que guían la conducta humana.
Como dijo Clóvis de Barros Filho, en su participación en el Congreso Internacional de Compliance: “Ética es la inteligencia compartida al servicio del perfeccionamiento de la convivencia”.
Comúnmente, la ética es tratada desde el individuo en relación con sí mismo, ya que sus acciones deben ser juzgadas por un código personal. Es decir, cada persona suele imponer reglas para su conducta de acuerdo con lo que cree que es correcto, que no siempre será igual al juicio que otra persona hace.
Esto se debe a que, por mucho que existan leyes y normas preestablecidas social y legalmente, no son suficientes para regular el funcionamiento de la sociedad. Por lo tanto, incluso cuando se trata de preceptos individuales, la ética (o la falta de ella) afecta a las personas en su conjunto.
Y si esto ya ocurre en la sociedad, está aún más latente en las empresas, en las que se crean normas y reglamentos para llevar el negocio a la máxima eficiencia, pero principalmente mantener el respeto y la colaboración entre los profesionales. En este sentido, el comportamiento antiético en una organización puede perjudicar el desarrollo y la armonía.
¿Cómo identificar un comportamiento antiético en el lugar de trabajo?
Es fácil ver que la malversación de fondos, el fraude, el pago de sobornos y sobornos, la evasión de impuestos y otras acciones como estas son comportamientos antiéticos, incluso porque son ilegales.
Pero, ¿qué pasa con nuestra conducta en las relaciones cotidianas? Al fin y al cabo, los ciudadanos comunes, los padres de familia, los buenos profesionales, todos están sujetos a pequeñas desviaciones de carácter que pueden afectar su conducta y la de las personas que los rodean.
Por eso, en una empresa, es necesario observar de cerca cualquier comportamiento antiético que, aunque institucionalizado, pueda poner en peligro la convivencia y el funcionamiento de la organización. Mentiras, chismes, rumores, prejuicios, acoso sexual y moral son sólo algunas manifestaciones de la falta de ética.
Estos son algunos ejemplos:
- difundir información mentirosa o difamatoria sobre un colega;
- ofender a alguien por su religión, género, color, etnia, orientación sexual, etc.;
- no honrar contratos, pagos y entregas en las relaciones con clientes y proveedores;
- intercambiar influencia por favores sexuales o financieros;
- postergar el desempeño y la entrega de tareas;
- hurtar dinero o materiales de la empresa, incluso un simple bolígrafo;
- vestirse inapropiadamente o burlarse de alguien por su apariencia;
- adulterar mercancías, precios y fechas de caducidad;
- hacer publicidad engañosa y difundir resultados falsos de la empresa;
- cobrar por servicios innecesarios;
- tirar la basura en un lugar inapropiado y no contribuir al mantenimiento de la limpieza del entorno;
- llegar tarde o pedirle a alguien que firme la tarjeta de asistencia por ti o firmar por otra persona;
- eludir impuestos, defraudar documentos o de cualquier manera infringir la ley; entre tantos otros.
¿Qué medidas deben tomarse para evitar y solucionar este problema?
Ya que estamos hablando de los griegos, algunas personas pueden argumentar que tener un comportamiento totalmente ético sólo es posible para los dioses del Olimpo. Por el contrario. La ética puede y debe ser adoptada por todos, simplemente observando la naturaleza y las consecuencias de nuestros actos.
Sin embargo, no todos los comportamientos antiéticos tienen una consecuencia inmediata y, por eso, terminan siendo cada vez más comunes. De ahí la necesidad de que la empresa cree y adopte normas de conducta detalladas para guiar a todos los colaboradores.
Del mismo modo, es importante realizar capacitaciones periódicas que demuestren en la práctica cómo la falta de ética puede dañar la cultura organizacional. Cada nuevo colaborador debe ser bien capacitado tan pronto como se incorpora. La comunicación interna debe utilizarse para la propagación constante de los valores éticos.
Además, es fundamental contar con un programa de cumplimiento eficaz, capaz de prevenir, detectar y remediar todos los comportamientos antiéticos que se puedan encontrar en la empresa.
¿Cuáles son las consecuencias de un comportamiento antiético en una empresa?
Debes haber seguido varias veces en las noticias las implicaciones legales de las personas y empresas que infringen la ley en actos de corrupción. Y, de hecho, muchas fallas éticas también pueden ser castigadas legalmente, como el robo, la malversación de fondos, el fraude y la evasión.
Pero no todo comportamiento antiético tiene consecuencias legales. Como ya hemos destacado en otras partes de este artículo, la falta de ética puede perjudicar el clima organizacional y la armonía entre los colaboradores, además de reducir la productividad y la eficiencia. Es decir, tanto la organización como sus empleados pierden individualmente.
Finalmente, la mejor manera de combatir el comportamiento antiético en las organizaciones es adoptando el respeto mutuo, la buena índole y la firmeza de carácter. Para ello, la propia empresa debe cultivar y buscar estos valores en la creación y difusión de una cultura de cumplimiento.