Este escrito de opinión se fundamenta en más de 15 años de experiencia dedicados al estudio y abordaje de temas relacionados con el fraude y la corrupción. Esta experiencia se ha construido a partir de una combinación entre el ámbito académico y diversos roles desempeñados tanto a nivel operativo como estratégico.
Se ha hablado ampliamente sobre el impacto del fraude y la corrupción en las empresas a lo largo de su existencia, así como de las consecuencias innegables tanto económicas como reputacionales que pueden surgir si no se combaten de manera oportuna. Sin embargo, a menudo se pasa por alto que, para prevenir y detectar el fraude, es necesario pagar el precio de actuar con integridad y ética.
Para comprender mejor este concepto, es útil analizar algunos aspectos clave del fraude y la corrupción según la Asociación de Examinadores de Fraude (ACFE). En su árbol del fraude, la corrupción se sitúa en una categoría especializada dentro del fraude. De hecho, la corrupción se cataloga como una rama específica del fraude, lo que subraya su complejidad y su impacto en las organizaciones.
Imagen: Fragmento Árbol del fraude ACFE
Según la definición de la Asociación de Examinadores de Fraude (ACFE), el fraude se caracteriza por actividades o acciones llevadas a cabo con el objetivo de obtener beneficios personales mediante el uso indebido o la sustracción de recursos o activos pertenecientes a una organización por parte de un individuo.
Por otro lado, existe una tendencia a asociar la corrupción exclusivamente con el ámbito público; sin embargo, esta problemática también está presente en el sector privado con igual intensidad. Numerosos autores han analizado la corrupción desde diversas perspectivas, incluyendo lo social, lo político y lo económico. De acuerdo con organizaciones como Transparencia Internacional y Transparencia por Colombia, la corrupción se define como el abuso de posiciones de poder o de confianza en beneficio personal, en detrimento del interés colectivo. Este abuso se materializa mediante la oferta, solicitud, entrega o recepción de bienes, dinero, servicios o beneficios a cambio de acciones, decisiones u omisiones.
El fraude y la corrupción son fenómenos tan antiguos como la propia humanidad. Al examinar la historia y adentrarnos en un análisis más profundo y crítico, podemos observar que tanto la corrupción como el fraude, junto con otras conductas potencialmente criminales, se fundamentan en aspectos comportamentales y en impulsos inherentes al ser humano. Estos impulsos a menudo buscan satisfacer necesidades, principalmente de índole económica o relacionadas con la posición de poder en la sociedad.
Considerando lo anterior, podemos entender con mayor claridad los desafíos que enfrentan todas las empresas. Es importante señalar que, aunque algunas aún no lo perciban, los fraudes existen en diversas formas y categorías. Los más sofisticados son aquellos perpetrados por criminales de cuello blanco que ocupan posiciones privilegiadas dentro de determinados entornos corporativos. Asimismo, no debemos pasar por alto los fraudes ocupacionales, llevados a cabo por personal interno de la organización, que pueden variar en su grado de elaboración, desde los más simples hasta los más complejos.
En el ámbito de la corrupción, su prevalencia está directamente relacionada con el nivel de poder que ostenta el individuo involucrado, lo que influye en la complejidad de los actos corruptos y en las recompensas económicas asociadas a ellos.
Entonces, ¿cómo podemos hacer frente a este flagelo en el contexto empresarial? ¿Será suficiente implementar un sólido sistema de detección y prevención de fraudes? ¿O acaso la clave reside en establecer un riguroso sistema de cumplimiento normativo (compliance) con políticas detalladas por escrito? Es importante destacar que ninguna de estas medidas por sí sola es suficiente. A continuación, se enumeran algunos errores comunes que cometen algunas empresas al abordar las áreas de fraude y cumplimiento normativo:
- Considerar los departamentos Antifraude y de Compliance meramente como áreas operativas, destinadas a cumplir requisitos o simplemente para ostentar su existencia, en lugar de reconocer su importancia estratégica.
- Creer que la implementación de sistemas de prevención de fraude y corrupción erradicará por completo estos delitos es un error. Estos sistemas fortalecen la capacidad de la empresa para enfrentar fraudes, permitiendo respuestas más ágiles y efectivas ante tales eventos.
- Resistirse al cambio y mantener las prácticas habituales obstaculiza el verdadero progreso. Para lograr una transformación real, es crucial reevaluar los procesos internos e incluso replantear la estructura organizativa si es necesario.
- Limitar la responsabilidad de prevenir fraudes y cumplir normativas únicamente a los departamentos Antifraude y de Compliance es un enfoque equivocado. Es esencial reconocer que toda la empresa debe asumir un papel activo como agente de prevención y oposición ante conductas irregulares.
- Descuidar el cambio cultural en la organización relegándolo a un segundo o tercer plano es un grave error. Para que los sistemas de prevención sean efectivos, es imprescindible impulsar un cambio de cultura que abarque desde la alta dirección hasta el personal operativo.
- Subestimar el tiempo y los esfuerzos necesarios para implementar un sistema Antifraude y Compliance es un error común. Los resultados de un sistema eficaz dependen de múltiples factores, incluyendo la cultura empresarial, cambios en los procesos y mentalidades. Este proceso de transformación no se logra en unos pocos meses, sino que requiere un enfoque orgánico y puede tomar años para consolidarse completamente.
El fraude y la corrupción son asuntos de interés general que requieren la atención de todos. Con frecuencia, los líderes empresariales enfrentan el desafío de modificar su mentalidad para obtener resultados distintos, una tarea que no es sencilla. Sin embargo, la única forma efectiva de combatir este problema es unirnos en un esfuerzo conjunto y promover una cultura organizacional basada en la intolerancia hacia comportamientos que socavan la integridad, la reputación y la estabilidad económica de las empresas.
Bibliografía
- https://acfe-spain.com/recursos-contra-fraude/que-es-el-fraude/arbol-fraude
- https://acfe-spain.com/recursos-contra-fraude/que-es-el-fraude
Nestor David Coba Soto
- Ingeniero Industrial
- Especialista en Auditoría Forense y Gerencia de Calidad
- Certified Financial Crime Specialist – CFCS
- MBA